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Cuarentena: ¿Interminables jornadas laborales de pie?

Aquí los consejos de una podóloga

 

Durante este periodo de cuarentena son muchas las personas que siguen trabajando día tras día o incluso doblando turno para que el resto de la población podamos disponer de todo lo que necesitamos. Salen cada día sabiendo que pueden infectarse y que igual van a tener que estar separados de las personas que más quieren solo porque entienden que el peso más importante lo tienen ellos y nosotros, sin ellos, no podríamos mantener nuestra rutina de forma segura. Porque necesitamos alimentos para poder seguir sanos, sanitarios que nos cuiden, personal de la limpieza para mantener el virus bien lejos, personal de seguridad que vele por nosotros y un largo etcétera de personas que hora a hora pelean para que nuestro día sea mejor. 

Esta gente también sufre situaciones de estrés, cansancio, dolor de espalda, de pies… Pero no por ello dejan de ir a trabajar, para que a nosotros no nos falte de nada.

En este post os quiero informar un poco sobre algunas de las patologías musculoesqueléticas que pueden afectar a las personas que trabajan en esta situación, y sobre todo, a las que pasan 8 horas (si no más) de pie, como pueden ser médicos, farmacéuticos, trabajadores de las tiendas de alimentación, trabajadores de la limpieza…

Lo primero que nos suele pasar cuando estamos muchas horas de pie es que “nos duelen los riñones”, o las lumbares. Las causas pueden ser muy variadas; desde la propia postura, al calzado utilizado, a la forma en la que pisamos… Pero tras 8h de pie lo que seguro que sufrimos son sobrecargas, por ello nos sentimos tan cansados y tenemos que ir cambiando de postura constantemente, para dejar descansar unos músculos y que trabajen otros.

Tantas horas soportando nuestro propio peso sobrecargan ciertas estructuras del cuerpo y nos provocan malestar y dolor. Algunas de estas sobrecargas pueden afectar a la Fascia Plantar, dando lugar a inflamaciones de ésta llamadas Fascitis, a las Bursas, que son unas bolsas gelatinosas que tenemos en las zonas de presión del cuerpo y que sirven de amortiguación, causando las llamadas Bursitis, o podemos estar pinzando algún nervio y notar sensación de hormigueo o adormecimiento de la zona, entre otras patologías. 

No hay que olvidar que cualquier patología del pie, por simple que sea, puede influir en el resto del cuerpo a largo plazo si no se trata de manera correcta.

Normalmente, tras la jornada laboral los trabajadores acusan mayor dolor en pies y espalda, y el cuerpo es uno solo, así que la espalda influirá en el pie, y el pie en la espalda. Para evitar molestias en ambas zonas os propongo unos pasos a seguir:

  1. Intentar mantener una postura erguida siempre, intentar llevar la cabeza al techo, y mantener el cuello en una posición relajada, mirando al frente.
  2. No agacharse flexionando el tronco, es decir, cuando tengamos que coger algo del suelo siempre lo haremos flexionando las rodillas para evitar daños en la columna lumbar.
  3. Elegir un calzado adecuado en la medida de lo posible: con cordones para ajustarlo bien al pie, transpirable, con suela antideslizante y no muy rígida, con amortiguación suficiente para el trabajo a realizar… Es muy importante que no sea excesivamente blando. Blando no significa mejor, de hecho en la mayoría de los casos es al contrario. ¡Olvidémonos de los zapatos que se retuercen!
  4. Buscar un zapato con contrafuerte medio. El contrafuerte es la pieza del zapato que mantiene rígida la parte que recoge el talón, de esa manera controlaremos la posición del pie y nos ayudará a mantener mejor la postura desde los pies.
  5. Intentar estirar los músculos cansados entre tarea y tarea, nos ayudará a sobrellevar mejor el cansancio. Estirar hombros, brazos y gemelos nos aliviará mucho y podemos realizar estos estiramientos en cualquier sitio, sin necesidad de agarres ni accesorios.
  6. Aumentar la base de sustentación del cuerpo. Si al pasar mucho tiempo de pie situamos los pies a cierta distancia el uno del otro, ganamos estabilidad en nuestra posición bípeda, y con ello conseguiremos un mejor equilibrio y menos gasto muscular y por tanto, menos cansancio.

Éstos son pasos fáciles y que os ahorrarán futuras dolencias. Pero no todo termina al salir del trabajo, cuando las interminables jornadas de trabajo llegan a su fin, es hora de volver a casa, desconectar y relajarse, aquí va una propuesta: 

Llegas a casa, dejas los zapatos en la entrada para no contaminar y te metes en la ducha, que es lo que más reconforta tras una jornada laboral. Al salir intenta secarte bien entre los dedos para evitar que la humedad se acumule ahí, tras esto lo ideal es aplicar una crema o gel hidratante y refrescante de piernas, para que nos sirva de hidratación y descongestionante. Siempre recomiendo tener este tipo de cremas en la nevera para que el efecto sea mayor, y nos servirá cualquier tipo de crema o gel que contenga mentol o similares, incluso el Vicks Vaporub de toda la vida. 

Aprovecha este momento para masajear tus pies, primero de forma superficial, como caricias, y luego más profundamente para desestresar los tejidos, músculos y fascias, e intercalando movimientos circulares con ascendentes, hacia el tobillo. Suavemente ve subiendo hacia la pierna y la rodilla, siempre en sentido ascendente para favorecer el retorno venoso, y al terminar, pon los pies en alto y descansa, ¡te lo has merecido!

Con este post quiero transmitiros a todos vosotros, trabajadores esenciales, nuestro agradecimiento por salir a trabajar todos los días para que a los demás no nos falte de nada, para que tengamos las calles limpias y seguras, para que la gente que no está en casa, sino en el hospital, se curen lo antes posible… Y haceros las horas de trabajo un poco más livianas.

Y recordad, si necesitáis una podóloga, ¡estamos a vuestra disposición!